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YOKA KAMADA


Tiene mérito lo de Yoka Kamada, una japonesa amante del flamenco que hace ya unos 12 años –ahora nos puede parecer normal– plantó su diminuto puesto de comida japonesa junto a los puestos de olivas, casquería, encurtidos, pollo y huevos de toda la vida en el Mercado de Antón Martín.


Su primer cubículo, como le gustaba decir a ella, era diminuto sin superar los 2 metros. Años después Yoka ha ampliado su pequeño puesto a uno bastante más grande donde sirve de manera impecable, dinámica y espontánea una buena muestra de la mejor cocina nipona tradicional: sushi, maki, ramen, nigiri, chirashi… Y otros procedentes de otras latitudes, como el poke. Todo fresquísimo y buenísimo.

Conviene adelantarse a las horas punta porque siempre registra espléndidos llenos.

Además, los que no quieren quedarse a comer en el mercado pueden encargarlo para llevárselo a casa. Su take away funciona de manera ejemplar.



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YOKA KAMADA

 

Tiene mérito lo de Yoka Kamada, una japonesa amante del flamenco que hace ya unos 12 años –ahora nos puede parecer normal– plantó su diminuto puesto de comida japonesa junto a los puestos de olivas, casquería, encurtidos, pollo y huevos de toda la vida en el Mercado de Antón Martín.

 

Su primer cubículo, como le gustaba decir a ella, era diminuto sin superar los 2 metros. Años después Yoka ha ampliado su pequeño puesto a uno bastante más grande donde sirve de manera impecable, dinámica y espontánea una buena muestra de la mejor cocina nipona tradicional: sushi, maki, ramen, nigiri, chirashi… Y otros procedentes de otras latitudes, como el poke. Todo fresquísimo y buenísimo.

Conviene adelantarse a las horas punta porque siempre registra espléndidos llenos.

Además, los que no quieran quedarse a comer en el mercado pueden encargarlo para llevárselo a casa. Su take away funciona de manera ejemplar.

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